ÓSCAR AGUIRRE MÉNDIZ: ENTRE DARDOS Y SONRISAS
Óscar Aguirre Méndiz, poeta de vena popular, es una voz relevante de la
poesía chalaca, representante de esa tradición costumbrista y humorística en el
Perú, que tiene larga historia, cuya madeja llega hasta la colonia con
Caviedes; y al inicio de la República con Pardo y Aliaga, Segura, Atanasio
Fuentes, Palma; luego Yerovi, el “Corregidor” Mejía, Serafina Quinteras. Dicha
corriente costumbrista muestra un aspecto del espíritu peruano, especialmente
del criollo costeño caracterizado por la gracia, el ingenio y la picardía.
A comienzos del nuevo siglo, el 2001, conocí a Aguirre Méndiz, en uno de
los tantos recitales que se ofrecían en “Poesía en el Puerto”, dirigido con
gran talante por Pedro Rivarola, otro adalid del romance y la décima. Llamó mi
atención el rostro mesurado y hasta serio del poeta al recitar unos versos
apicarados, muy oportunos de la actualidad política de entonces, con plena vigencia hasta hoy:
De tal manera “la plancha”
Que iba a ser juramentada
Ante el periodismo en “mancha”
Estaba así conformada:
En trabajo se nombraba
Fecunda Pérez-Sosa;
Portafolio de vivienda
Aquilino de las Casas.
Doctora Olvido Jurado
De justicia se hizo cargo.
Del área de agricultura
Luis Salvatierra del campo.
En defensa se cuadraba
Juan Guerrero Neciosup.
Don agripino Sanabria
Ministro de Salud.
Cartera de Economía
Robert Ladrón de Guevara.
Y se puso en Pesquería
Lisa Espinosa del Mar.
Se inscribió en Educación
Liborio Tapia Estupiñán.
Y se metió al Interior
Armando Rejas Carcelén.
El vate nunca rehuyó el candelero político, y es que para un ironista nato
como él la poesía no es simple divertimento, expresa una postura crítica y
social. Roy L. Tanner, en su libro El
humor de la ironía y la sátira de en las Tradiciones de Palma, señala esto
que también lo podría definir:
Maestro de su perspectiva, distingue las imperfecciones
de la humanidad y las aparentes paradojas de la existencia y responde
artísticamente a las mismas, a veces sugiriendo soluciones
(humorístico-morales), a veces, limitándose al puro deleite artístico.
Actualmente, tiene 88 años primaverales bien cumplidos, años que retozan con la frescura de su poesía. A fuerza de veraz cronista de la vida, el tema existencial no tiene punto de comparación cuando expresa muy risueño los achaques, la soledad y marginación del adulto mayor: “Para muchos menesteres/El que menos me margina/ Me tratan de viejo verde/ Que he doblado ya la esquina”. Su humorismo, se convierte, en un arma defensiva, para resguardarse del dolor, de las angustias y los dardos que lanza el avieso destino. Apreciemos su risa y su protesta de hombre como “único animal que ríe” -según la conocida expresión de Henri Bergson- en este poema de felices cuartetas, en cuyo fondo se refleja una realidad dolorosa y cotidiana:
OPERATIVO
Fue el caso que de repente
La próstata se puso mal
Y operaron al paciente
De urgencia en el hospital.
Esto tomó de sorpresa
Al cuerpo del afectado
Y todas las menudencias
Hicieron su sancochado.
El páncreas, los intestinos,
Como buenos compañeros,
La vejiga y los pulmones,
En pleno se resistieron.
Y así, toda la vecindad
De la próstata familia
Se dieron a lamentar
Por esa triste partida.
Por ejemplo, los testículos,
Símbolo de valentía
Que al varón, con ese título
Refuerzan su anatomía,
Sintiéndose huerfanitos
Pidieron funciones nuevas,
Pensando en sus adentros
Que ya estaban por las huevas.
Dijo el riñón por su parte
“No sigan hablando piedras
Que me tapan los escapes
Porque ellas en mí se quedan”,
Se hacen cálculo renal
Y al estancarse la orina,
Es por regla general
No funciona la “pichina”.
El corazón sensitivo,
De apacible palpitar,
Sufrió un paro en sus latidos
Pa´ mostrar su malestar.
“Un ataque de suspiros
La sangre me la amontona,
No corre como es debido
Casi siento la pelona”.
“No pues, no hagan tanto chongo”
—el estómago
pitió—
“Que remueven los mondongos
Del hombre que se operó”
Y ahí le sale otro problema,
Aparte del urinario,
Se le viene una diarrea
Que hasta puede desmayarlo.
“¡Ya carajo! Tengan calma”
—Asado el
hígado gritó—
“Si ya no nos acompaña
Por un bien se le extirpó.
Es mejor que se haya ido
Para nuestro bienestar,
Ya bastante había cumplido
Cómo órgano vital”.
El pene medio asustado
No sabía qué iba a hacer,
Cabizbajo, descolgado,
No lo podía creer.
Ahí el cerebro intervino,
Al miembro dijo: “No arrugues,
Son cosas que da el destino,
No por eso te acobardes…
En estos casos, mi hermano
Se actúa con la cabeza,
Como yo estoy en el cráneo,
Por tanto yo soy el que piensa.
Seguirás con tu función
Porque todo está en la mente,
Estarás en atención
Cuando un “plan” se te presente.
Las ganas no te abandonan,
Es cuestión de tener fe,
Ya una vez lo dijo Casona:
“Los árboles mueren de pie”.
de: Antología. Poética y Narrativa, Callao, 2022