Del mar y otros sueños,
de Alfredo Ormeño
Por: Antonio Sarmiento
Del mar y otros sueños, es un conjunto de seis cuentos que se desarrollan principalmente
en el ambiente marino, espacio que Alfredo Ormeño Felice (1945) conoce cabalmente. Radica
en el Callao y tiene mucha cercanía con Chorrillos pues desde hace 30 años dirige
al grupo de teatro del Club Regatas Lima.
“Ríos de sangre se fundieron
con el mar. Pero no fue el mar, no. Agónico aún lo subieron a una chalana y lo
llevaron mar abierto. Hundieron la chalana y amarraron su cuerpo desnudo a una
boya para que el mar no lo devolviese a la playa. Así estuvo preso del mar
durante días, hasta que una tarde de rojos resplandores, su cadáver varado en
la playa anunciaba su llegada.” (p. 30)
“Saca una pistola y se dispara un tiro en la sien. Su cuerpo cae
junto al de Ofelia. Las olas del mar cubren sus cuerpos. El faro sigue
alumbrando”.
Los retratos que nos ofrece Alfredo Ormeño son mesurados, de ritmos
lentos. Es encomiable una cierta nebulosidad, un cierto misterio que cubre a
sus personajes que parecen estar varados en el crucero del tiempo. Son
personajes evanescentes, como arrancados del sueño, no se dejan atrapar por el
realismo; se subliman en el amor, como ese extraño encuentro amoroso en
“Diana”, producto de la alucinación pictórica de un hombre, que da vida al
personaje del cuadro donde posa la cazadora Artemisa. Al final se nos revela
que dicha pasión se daba en una concurrida galería donde se expone una muestra
de surrealismo italiano. Aquí se nos nos
ofrece una pista de la elaboración onírica del relato, en la ruta de esa
corriente de vanguardia europea. En “Es de noche”, el autor con gran pulso nos
interna en los prolegómenos de seducción de una pareja que no llegará al
desenlace. La magia se rompe como por encanto. Se invita al lector para que sea
él quien desentrañe la inesperada ruptura, producto acaso de esas paradojas y
cambios de temperatura en las relaciones humanas.
Gino: ¡Ofelia!
Tiene usted nombre poético
Ofelia: ¿Sí? ¿Le
parece?
Gino: Ser o no
ser… Ofelia.
Ofelia: No le
entiendo.
Gino: ¿Shakespeare?
Ofelia: ¿Shakespeare?
Gino: Sí, Ofelia… la novia de
Hamlet.
Ofelia: ¿La que
muere de amor?
Gino: No, la que
va a Puerto Paraíso.
Gino.-Estaré contigo
siempre. Ahora escucha. (Toca el violín) es Mozart, irreverente y genial.
Mira, las olas bailotean a lo lejos; los peces
voladores revolotean con el viento. ¡Es la fiesta!
Gino empieza a tocar la marcha nupcial, se escucha
un disparo. La acción se congela. Gino deja de tocar. La luz del faro se
enciende. Muere la tarde.
Gino deja de tocar.
La luz del faro se enciende.
Muere la tarde.
Los grandes maestros de la espiritualidad antigua y moderna nos
dicen que toda obra ética y de creación responsable debe ser erigida con el
pensamiento alto y limpio. En “Del mar y
otros sueños”, Alfredo Ormeño practica este ejercicio espiritual,
ejerciendo no solo su arte narrativo, también expone un ideario de libertad y
justicia. En la pág. 27, el autor coloca estas palabras en los labios de Misha:
“Es necesario, es imperativo,
crear una nueva sociedad basada en los más elementales principios de humanidad
y de solidaridad. No es posible mantener este estado de miseria, ya no de
pobreza sino de mendicidad”. Miles de hombres y mujeres son atacados por la
tuberculosis, por el tifus y el cólera; pero para ellos no hay cura. No hay
salvación, solo desesperanza”.
Los relatos nos transportan a diferentes estados de alma. Su
estilo sereno que nace desde la marea no empalaga, es íntimo y recogido, de una
luminosidad que evoca el ensueño y la edad madura. El espacio de la escritura equivale
al tiempo de su memoria evocativa, donde el amor, la muerte y la tradición
exaltan sentimientos heroicos y generosos.
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